Legislació lingüística - cdlpv
Levante, 28.06.2005
A. G., Valencia
Fue a finales de 2002 cuando estalló la polémica por la separación de los libros valencianos, catalanes y mallorquines en la Biblioteca Nacional. La catalogación diferenciada de estas obras era práctica común en la institución desde los años ochenta y varias entidades -con el respaldo de partidos políticos nacionalistas- arremetieron contra este método.
El director de la casa designado por el Gobierno de entonces (del PP), el ensayista catalán Luis Racionero, optó por eliminar el código bal (para libros de Baleares, escritos en lengua autóctona) y dejar el de val en obras que mencionaran «explícitamente que son versión, traducción, adaptación o escrito en valenciano». Así lo expresó en una carta dirigida al Institut d'Estudis Catalans (IEC) y al Interuniversitari de Filologia Valenciana (IIFV).
Sin embargo, la práctica real fue la de la unificación. Un informe realizado por la Xarxa d'universitats Institut Joan Lluís Vives a petición de la actual directora de la biblioteca, Rosa Regàs, revela que en 2003, el año de aplicación de la medida de Racionero, sólo se registró un libro con el código val (el perteneciente a «lengua valenciana»). En 2004, fueron dos. Como contraste, en 2000 aparecen 25 registros; en 2001, 33, y en 2002, 16. Regàs solicitó el trabajo al Joan Lluís Vives tras la polémica por su anuncio, al poco de llegar al cargo en 2004, de imponer una catalogación única bajo el código cat. El informe subraya al respecto: «La dirección actual, al tomar la decisión de generalizar la denominación —lengua catalana— no hace más que seguir, ahora con absoluta sistematicidad, el criterio acertado y riguroso que otra dirección, desde que se advirtió el error, ya convirtió en práctica general».
El estudio de las universidades basa su argumentación en cuestiones lingüísticas, jurídicas y técnicas. Afirma así que los códigos de lenguas están regulados por una norma internacional, la lista MARC, que no reconoce el código val y trata el valenciano como variedad del catalán, con su código colectivo cat.
La postura del órgano universitario difiere de la expresada por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), que en mayo de 2004 aprobó en pleno escribir a Regàs para pedirle que la denominación de valenciano no quedara excluida. La fórmula que algunos académicos sugirieron era mixta (del tipo cat-val). El informe considera «totalmente inviable» una solución de este tipo porque los códigos son de tres letras y la Biblioteca Nacional no puede alterarlos unilateralmente. Agrega que la denominación compuesta no cuenta con respaldo jurídico.
Regàs tiene previsto reunirse hoy con la presidenta de la AVL, Ascensió Figueres, ya que ha de desplazarse a Valencia por una conferencia. Atenderá la petición de la institución normativa, que le pidió cita tras trascender su decisión de unificar los libros. No obstante, en el entorno de la editora se asegura que la determinación de esta es firme.