Legislació lingüística - cdlpv
Levante, 13.04.2003
Inspectora de Educación y poetisa, entró en la Acadèmia por la vía del «grupo de consenso» entre PSPV y PP, igual que Alfred Ayza, al que sustituye ahora en la secretaría tras un proceso electoral en el que pocos, al principio, confiaban en ella.
Alfons Garcia, Valencia
-¿Como interpreta el proceso tan largo que ha vivido la AVL para la elección de un nueve secretario?
-Piense que había varios intereses, todos ellos legítimos, por supuesto, muy contrapuestos entre sí. Por otro lado, la AVL tiene en estos momentos dos académicos menos que en el momento de su constitución, las vacantes de los cuales no han sido cubiertas por las Cortes, que es a quién corresponde hacerlo. Era un momento delicado, en qué hacía falta mucha prudencia y, sobre todo, hacía falta entender bien el espíritu de la Ley de Creación de la AVL. En mi opinión, ha habido actitudes y posicionamientos que, junto con el momento especial que vivía la AVL, no han favorecido que el proceso fuera sencillo.
-¿Los siete votos en blanco que recibió su candidatura, considera que pueden afectar su trabajo a partir de ahora?
-No es que puedan afectar, es que han de afectar, evidentemente. No puede ser de otro modo. Con toda sinceridad le diré que esos votos cuentan para mí tanto como los que recibí a favor. A la hora de trabajar, tendré en cuenta las voluntades de todos. Quiero hacer una mención muy especial al profesor Colomina, que se retiró de la elección, tras la segunda tanda de votaciones, y que hubiera podido salir elegido secretario. Supongo que sí salí yo fue gracias a la generosidad de su retirada, que me dejó el camino más libre. Sí llegamos a algún sitio, siempre hay gente que nos lo facilita.
-¿Qué le falta a la AVL para funcionar como cualquier otra institución lingüística?
-Probablemente contar con la plantilla de técnicos lingüísticos que ya se tenían que haber incorporado a la institución. También, evidentemente, más tiempo de rodaje, puesto que se trata de una institución joven y, tal vez, algunas personalidades más destacadas.
-Incluyó entre sus proyectos intentar que la entidad tenga una mayor independencia política. ¿Es el principal problema de la Acadèmia?
-Podría llegar a serlo. De todas maneras, también es cierto, aun cuando resulte una paradoja, que la Acadèmia no existiría si no hubieran decidido crearla los políticos. Nació de un pacto entre políticos, y sus miembros fuimos propuestos por los dos partidos mayoritarios del arco parlamentario valenciano. Creo que todos quienes estamos aquí tenemos claro cuál es nuestra misión.
-¿Los académicos notan presión de los partidos políticos?
-No se trata de los propios partidos, sino de ciertos elementos muy concretos que los integran, que intentan influir en el pensar de los académicos y sobre todo decidir por ellos. La verdad es que no suelen conseguirlo demasiado.
-¿Qué le falta a la AVL para ganar un auténtico prestigio social?
-Indudablemente, tenemos que hacer un esfuerzo por abrirnos a la sociedad y al mundo intelectual. En eso estamos.
-Hablemos de economía. ¿Le parece correcto que algunos académicos puedan tener un sueldo en función de su disponibilidad?
-Me parece correcto que una persona obtenga una remuneración justa por su trabajo, si lo hace y lo hace bien.
-¿Usted piensa mantener el sueldo previsto para el secretario?
-No he decidido nada todavía. Estoy estudiando el trabajo a realizar y las diferentes posibilidades.
-¿Tras casi dos años de existencia de la AVL, está satisfecha de sus resultados?
-Hay cosas que podrían mejorar. Se podría haber adelantado más. Se ha cometido errores y se ha tenido también aciertos. De todas formas, desde dentro, le puedo asegurar que la mayoría de los académicos se ha esforzado para que esto funcionara, pero ya le he dicho que se trata de una institución de nueva creación, y todo cuesta mucho de colocar en su sitio.
-¿Cree que las Administraciones respetan los acuerdos de la Acadèmia?
-Los tendrían que respetar más y más literalmente.
-¿Ha habido en este tiempo, a su parecer, un intento de manipulación de los acuerdos de la Acadèmia por parte de las autoridades?
-Si los ha habido, prefiero olvidarme. Tarde o temprano la manipulación siempre tiene las de perder.
A. G., Valencia
-¿La censura de ciertas formas que algunos funcionarios y editores denuncian es la versión actual del conflicto lingüístico?
-No, no lo es. El conflicto es un invento que beneficia a unos pocos. Tengo que decir que lamento profundamente que, desde el desconocimiento y el atrevimiento más ignorante se haya cuestionado el trabajo de algunos profesionales de la lengua que trabajan al servicio de la Administración. Si esto ha ocurrido, puedo decirle que no ha sido en nombre de la Acadèmia. Por lo que a mí respecta, trabajaré con todas mis fuerzas por tal de evitar que actitudes equivocadas, sin ningún tipo de autoridad moral ni científica, obstaculicen el trabajo de los funcionarios, y sé que me apoyará la mayoría de los académicos.
-Sí hay alguna asunto que le intereso remarcar, es el momento.
-Sólo que sí estoy aquí es por intentar servir y no servirme. Intentaré hacer lo mejor que sepa y pueda. Y sobre todo no traicionarme, que es lo peor que me podría pasar. Soy consciente de las dificultades con qué me encontraré, y espero enfrentarme a ellas dignamente. Tengo una lengua, que es mía y de todos, y que quiero desde que nací. Puede considerar esto último, si quiere, una declaración de amor.